La
vida de Jean Piaget
El presente estudio se
llevó a cabo teniendo en cuenta la vida de Jean Piaget y sus más importantes
acontecimientos:
Jean Piaget nace en Suiza en el año de 1896 y
fallece en Ginebra en el año de 1980, Psicólogo constructivista suizo cuyos
pormenorizados estudios sobre el desarrollo intelectual y cognitivo del niño
ejercieron una influencia trascendental en la psicología evolutiva y en la
pedagogía moderna. Sin embargo la idea de considerar educador al
gran epistemólogo y psicólogo suizo podría sorprender en primera instancia: en
efecto, ¿cómo llamar educador a Jean Piaget que jamás ejerció esta profesión,
que siempre se negó a considerarse pedagogo, hasta el punto de declarar: “En
materia de pedagogía, no tengo opinión” (Bringuier, 1977, pág. 194).
Jean Piaget luchó toda su vida contra las instituciones y los prejuicios
intelectuales de su época, y tal vez también contra sus propias preocupaciones
espiritualistas e idealistas de la juventud (Piaget, 1914, 1915, 1918), para
defender y promover el enfoque científico. Incitado por un padre “de espíritu
escrupuloso y crítico a quien disgustaban las generalizaciones apresuradas”
(Piaget, 1976, pág. 2).
Iniciado de muy joven en la
precisión de la observación naturalista por el malacólogo Paul Godet, director
del Museo de Historia Natural de Neuchâtel, su ciudad natal (ibid., págs. 2 y
3), lanzado, todavía en la escuela, al ruedo de la confrontación científica
internacional en el 1911, a la edad de 15 años, publicó sus primeros trabajos en
revistas de gran circulación, Piaget cedió rápidamente a la seducción y el
rigor de la investigación científica.
El afirma que gracias a:
“Esos estudios, por prematuros que fueran, resultaron sin embargo muy
útiles para mi formación científica; además, funcionaron, podría decir, como
instrumentos de protección contra el demonio de la filosofía. Gracias a ellos,
tuve el raro privilegio de entrever la ciencia y lo que representa antes de
sufrir las crisis filosóficas de la adolescencia. Haber tenido la experiencia
precoz de estos dos tipos de problemática constituyó, estoy convencido, el
móvil secreto de mi actividad posterior en psicología (Munari, pág. 3). La
preocupación constante que animó y orientó su obra y su vida entera fue la de
conseguir el reconocimiento, en particular por parte de sus colegas del campo
de las ciencias físicas y naturales, del carácter igualmente científico de las
ciencias del hombre y, concretamente, de la psicología y la epistemología. En
cuanto a su actitud y su compromiso en el ámbito de la educación, su posición
le llevó con toda naturalidad a reconocer, en el principio de la participación
activa del estudiante, el camino privilegiado para incorporar el método
científico en la escuela.
Animado por este proyecto, Jean Piaget se aleja de la
introspección filosófica y llega a París a trabajar con Janet, Piéron y Simon
en los laboratorios fundados por Binet. Allí descubre por primera vez la
maravillosa riqueza del pensamiento infantil. También en esta oportunidad
elabora el primer esquema de su método crítico, que a veces llamará también
método clínico, de interrogación del niño, partiendo de una síntesis totalmente
original y sorprendente de las enseñanzas que acababa de recibir de Dumas y
Simon en psicología clínica y de Brunschvicg y Lalande en epistemología, lógica
e historia de las ciencias. La originalidad del estudio del pensamiento
infantil que realiza Piaget se basa en efecto en el principio metodológico
según el cual la flexibilidad y la precisión de la entrevista en profundidad,
que caracterizan el método clínico, deben modularse mediante la búsqueda
sistemática de los procesos lógico-matemáticos que subyacen a los razonamientos
expresados; además, para realizar este tipo de entrevista, es preciso remitirse
a las distintas etapas de elaboración por las que pasó el concepto que se
examina
en el curso de su evolución histórica. La metodología de Piaget se
presenta, pues, de entrada, como un intento de asociar los tres métodos que la
tradición occidental hasta entonces mantenía separados: el método empírico de
las ciencias experimentales, el método hipotético-deductivo de las ciencias
lógico-matemáticas y el método histórico-crítico de las ciencias históricas
(Munari, 1985)
En París Piaget interrogaba sobre todo a niños
hospitalizados; sólo cuando Edouard Claparède y Pierre Bovet lo llaman a
Ginebra comienza a estudiar al niño en su medio de vida “normal”, y sobre todo
en la escuela: la Casa de los Niños del Instituto Jean-Jacques Rousseau se
convirtió entonces en su principal ámbito de investigación. Sus trabajos en
este centro privilegiado de la educación moderna y posteriormente en las
escuelas primarias ginebrinas de la época, tal vez menos modernas que la Casa
de los Niños llevaron probablemente a Piaget a comprender la distancia que con
demasiada frecuencia separaba las capacidades intelectuales insospechadas, que
acaba de descubrir en los niños, y las prácticas normalmente utilizadas por los
maestros de las escuelas públicas. Además, el hecho de trabajar en el marco del
Instituto Jean-Jacques Rousseau, dedicado enteramente al desarrollo y al
perfeccionamiento de sistemas de educación y de prácticas educativas, y no ya
en establecimientos hospitalarios o laboratorios médicos interesados en el niño
enfermo o deficiente, no podía dejar de ejercer cierta influencia en la
conciencia que Piaget había adquirido de la problemática de la educación. Sin
embargo, reconoce Piaget que, “la pedagogía no me interesaba entonces, porque
no tenía hijos” (Piaget, 1976, pág. 12). Años más tarde, cuando volvió a
Ginebra tras un breve período en Neuchâtel, donde reemplazó a su antiguo
maestro Arnold Reymond, y asumió, con Claparède y Bovet, la codirección del Instituto Jean-Jacques
Rousseau.
Su compromiso en materia de educación adquirió una
primera forma tangible: “En 1929 acepté imprudentemente el cargo de director de
la Oficina Internacional de Educación, cediendo a la insistencia de mi amigo
Pedro Rosselló” (Noel Vega, pág. 17).
Esto resultó
ser un hito importante en la vida de Piaget, ya que lo llevó a descubrir los
elementos sociopolíticos que inevitablemente están en juego en toda empresa
educativa y a comprometerse a participar en el gran proyecto de una educación internacional.
Jean Piaget estudió asimismo el desarrollo moral del niño, señalando que
la autonomía moral se adquiere alrededor de los siete años. Previamente, el
niño se halla sometido a las llamadas relaciones de presión por parte de los
adultos, que imponen sus reglas y mandatos con amenaza de sanción; es la
llamada moral de la obligación. A partir de esa edad, con el desarrollo de las
relaciones de colaboración entre iguales se pasa al estadio de la reciprocidad
moral: el deber impuesto se substituye por la aceptación de normas que se
reconocen como buenas y el respeto a los demás; surgen el sentido del bien y de
la responsabilidad.
Los múltiples estudios de Piaget, realizados a lo largo de más de medio
siglo, fructificaron en una ingente producción escrita que comprende gran
número de artículos y libros. Las obras más importantes de Piaget son El
lenguaje y el pensamiento en el niño (1923), La representación del mundo en el
niño (1926), El nacimiento de la inteligencia en el niño (1936), La psicología de
la inteligencia (1947), Tratado de lógica (1949), Introducción a la
epistemología genética (1950), Seis estudios de psicología (1964), Memoria e
inteligencia (1968) y El desarrollo del pensamiento (1975).
Jean Piaget ocupa uno de los lugares más relevantes de la psicología
contemporánea y, sin lugar a dudas, el más destacado en el campo de la
psicología infantil; ningún estudioso describió con tanto detalle y rigor el
proceso madurativo que se verifica entre el nacimiento y la adolescencia. Las
universidades de Harvard, París, Bruselas y Río de Janeiro le otorgaron el
título de doctor honoris causa.
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