sábado, 26 de septiembre de 2015

JEAN PIAGET


La vida de Jean Piaget

El presente estudio se llevó a cabo teniendo en cuenta la vida de Jean Piaget y sus más importantes acontecimientos:
 Jean Piaget nace en Suiza en el año de 1896 y fallece en Ginebra en el año de 1980, Psicólogo constructivista suizo cuyos pormenorizados estudios sobre el desarrollo intelectual y cognitivo del niño ejercieron una influencia trascendental en la psicología evolutiva y en la pedagogía moderna. Sin embargo la idea de considerar educador al gran epistemólogo y psicólogo suizo podría sorprender en primera instancia: en efecto, ¿cómo llamar educador a Jean Piaget que jamás ejerció esta profesión, que siempre se negó a considerarse pedagogo, hasta el punto de declarar: “En materia de pedagogía, no tengo opinión” (Bringuier, 1977, pág. 194).
Jean Piaget luchó toda su vida contra las instituciones y los prejuicios intelectuales de su época, y tal vez también contra sus propias preocupaciones espiritualistas e idealistas de la juventud (Piaget, 1914, 1915, 1918), para defender y promover el enfoque científico. Incitado por un padre “de espíritu escrupuloso y crítico a quien disgustaban las generalizaciones apresuradas” (Piaget, 1976, pág. 2).
 Iniciado de muy joven en la precisión de la observación naturalista por el malacólogo Paul Godet, director del Museo de Historia Natural de Neuchâtel, su ciudad natal (ibid., págs. 2 y 3), lanzado, todavía en la escuela, al ruedo de la confrontación científica internacional en el 1911, a la edad de 15 años, publicó sus primeros trabajos en revistas de gran circulación, Piaget cedió rápidamente a la seducción y el rigor de la investigación científica.
El afirma que gracias a:
“Esos estudios, por prematuros que fueran, resultaron sin embargo muy útiles para mi formación científica; además, funcionaron, podría decir, como instrumentos de protección contra el demonio de la filosofía. Gracias a ellos, tuve el raro privilegio de entrever la ciencia y lo que representa antes de sufrir las crisis filosóficas de la adolescencia. Haber tenido la experiencia precoz de estos dos tipos de problemática constituyó, estoy convencido, el móvil secreto de mi actividad posterior en psicología (Munari, pág. 3). La preocupación constante que animó y orientó su obra y su vida entera fue la de conseguir el reconocimiento, en particular por parte de sus colegas del campo de las ciencias físicas y naturales, del carácter igualmente científico de las ciencias del hombre y, concretamente, de la psicología y la epistemología. En cuanto a su actitud y su compromiso en el ámbito de la educación, su posición le llevó con toda naturalidad a reconocer, en el principio de la participación activa del estudiante, el camino privilegiado para incorporar el método científico en la escuela.

Animado por este proyecto, Jean Piaget se aleja de la introspección filosófica y llega a París a trabajar con Janet, Piéron y Simon en los laboratorios fundados por Binet. Allí descubre por primera vez la maravillosa riqueza del pensamiento infantil. También en esta oportunidad elabora el primer esquema de su método crítico, que a veces llamará también método clínico, de interrogación del niño, partiendo de una síntesis totalmente original y sorprendente de las enseñanzas que acababa de recibir de Dumas y Simon en psicología clínica y de Brunschvicg y Lalande en epistemología, lógica e historia de las ciencias. La originalidad del estudio del pensamiento infantil que realiza Piaget se basa en efecto en el principio metodológico según el cual la flexibilidad y la precisión de la entrevista en profundidad, que caracterizan el método clínico, deben modularse mediante la búsqueda sistemática de los procesos lógico-matemáticos que subyacen a los razonamientos expresados; además, para realizar este tipo de entrevista, es preciso remitirse a las distintas etapas de elaboración por las que pasó el concepto que se examina
en el curso de su evolución histórica. La metodología de Piaget se presenta, pues, de entrada, como un intento de asociar los tres métodos que la tradición occidental hasta entonces mantenía separados: el método empírico de las ciencias experimentales, el método hipotético-deductivo de las ciencias lógico-matemáticas y el método histórico-crítico de las ciencias históricas (Munari, 1985)
En París Piaget interrogaba sobre todo a niños hospitalizados; sólo cuando Edouard Claparède y Pierre Bovet lo llaman a Ginebra comienza a estudiar al niño en su medio de vida “normal”, y sobre todo en la escuela: la Casa de los Niños del Instituto Jean-Jacques Rousseau se convirtió entonces en su principal ámbito de investigación. Sus trabajos en este centro privilegiado de la educación moderna y posteriormente en las escuelas primarias ginebrinas de la época, tal vez menos modernas que la Casa de los Niños llevaron probablemente a Piaget a comprender la distancia que con demasiada frecuencia separaba las capacidades intelectuales insospechadas, que acaba de descubrir en los niños, y las prácticas normalmente utilizadas por los maestros de las escuelas públicas. Además, el hecho de trabajar en el marco del Instituto Jean-Jacques Rousseau, dedicado enteramente al desarrollo y al perfeccionamiento de sistemas de educación y de prácticas educativas, y no ya en establecimientos hospitalarios o laboratorios médicos interesados en el niño enfermo o deficiente, no podía dejar de ejercer cierta influencia en la conciencia que Piaget había adquirido de la problemática de la educación. Sin embargo, reconoce Piaget que, “la pedagogía no me interesaba entonces, porque no tenía hijos” (Piaget, 1976, pág. 12). Años más tarde, cuando volvió a Ginebra tras un breve período en Neuchâtel, donde reemplazó a su antiguo maestro Arnold Reymond, y asumió, con Claparède y  Bovet, la codirección del Instituto Jean-Jacques Rousseau.
Su compromiso en materia de educación adquirió una primera forma tangible: “En 1929 acepté imprudentemente el cargo de director de la Oficina Internacional de Educación, cediendo a la insistencia de mi amigo Pedro Rosselló” (Noel Vega, pág. 17).
 Esto resultó ser un hito importante en la vida de Piaget, ya que lo llevó a descubrir los elementos sociopolíticos que inevitablemente están en juego en toda empresa educativa y a comprometerse a participar en el gran proyecto de una educación internacional.
Jean Piaget estudió asimismo el desarrollo moral del niño, señalando que la autonomía moral se adquiere alrededor de los siete años. Previamente, el niño se halla sometido a las llamadas relaciones de presión por parte de los adultos, que imponen sus reglas y mandatos con amenaza de sanción; es la llamada moral de la obligación. A partir de esa edad, con el desarrollo de las relaciones de colaboración entre iguales se pasa al estadio de la reciprocidad moral: el deber impuesto se substituye por la aceptación de normas que se reconocen como buenas y el respeto a los demás; surgen el sentido del bien y de la responsabilidad.
Los múltiples estudios de Piaget, realizados a lo largo de más de medio siglo, fructificaron en una ingente producción escrita que comprende gran número de artículos y libros. Las obras más importantes de Piaget son El lenguaje y el pensamiento en el niño (1923), La representación del mundo en el niño (1926), El nacimiento de la inteligencia en el niño (1936), La psicología de la inteligencia (1947), Tratado de lógica (1949), Introducción a la epistemología genética (1950), Seis estudios de psicología (1964), Memoria e inteligencia (1968) y El desarrollo del pensamiento (1975).

Jean Piaget ocupa uno de los lugares más relevantes de la psicología contemporánea y, sin lugar a dudas, el más destacado en el campo de la psicología infantil; ningún estudioso describió con tanto detalle y rigor el proceso madurativo que se verifica entre el nacimiento y la adolescencia. Las universidades de Harvard, París, Bruselas y Río de Janeiro le otorgaron el título de doctor honoris causa.

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